Tras realizar un muestreo en 16 países, la asociación concluyó que los altos costos de las pruebas PCR podrían frenar la recuperación de los viajes.
La investigación la IATA la realizó en Australia, Brasil, Francia, Alemania, Indonesia, Japón, Malasia, Nueva Zelanda, Filipinas, Singapur, Corea del Sur, Suiza, Tailandia, Reino Unido, Estados Unidos y Vietnam. Y tras concluirla elevó una petición a los gobiernos para que se aseguren de que estas pruebas estén al alcance de las personas deseosas de viajar nuevamente.
“Para facilitar un reinicio eficiente de los viajes internacionales, las pruebas de covid-19 deben ser asequibles, oportunas, ampliamente disponibles y efectivas”,
manifestó el organismo.
Según la IATA, de los mercados encuestados, solo Francia cumplió con la recomendación de la OMS de que el Estado asumiera el costo de las pruebas. En los otros 15 países, los tests tienen un costo para el viajero, que oscila en promedios entre 90 y 208 dólares; una situación encarece drásticamente la compra de un vuelo, aun tomando el valor más bajo.
El cálculo de la IATA parte del costo de un tiquete aéreo promedio en 2019: 200 dólares. Si se le suman 90 dólares el precio aumenta 45%, y si se requiere otra prueba a la llegada, el tiquete se encarece a 380 dólares, un 90% más. Suponiendo que se necesitan dos pruebas en cada dirección, el costo promedio de un viaje individual podría aumentar de 400 a 760 dólares. Por supuesto, el cálculo en viajes familiares es aún más severo: un viaje para cuatro que antes costaba 1.600 dólares podría ascender a 3.040.
“El impacto será mayor para viajes de corta distancia (hasta 1.100 km), con tarifas promedio de 105 dólares, las pruebas costarán más que el vuelo”.
Willie Walsh, director General de IATA.
“Eso no es lo que queremos proponer a los viajeros a medida que salimos de esta crisis. Los costes de las pruebas deben gestionarse mejor. Eso es fundamental si los gobiernos quieren salvar el empleo en el turismo y el transporte; y no limitar la libertad de viajar solamente a los ricos”, explicó Willie Walsh, director General de IATA.
Para el directivo, es inconcebible que el costo mínimo de una prueba PCR en Australia sea de 77 dólares, mientras que en Japón es 278 dólares. La realidad es que el Reglamento Sanitario Internacional de la OMS estipula que los Estados no deben cobrar por las pruebas o vacunas necesarias para viajar. Muchos países, denuncia la IATA, están ignorando sus obligaciones de tratados internacionales, poniendo en peligro la recuperación de viajes y arriesgando los medios de vida de millones. Los altos costos de las pruebas también incentivan el mercado de certificados falsos.
“Los costos de las pruebas no deben interponerse entre las personas y su libertad para viajar. La mejor solución es que los costos sean asumidos por los gobiernos. Es su responsabilidad según las directrices de la OMS (…). Los gobiernos deben actuar con rapidez para garantizar que los costos de las pruebas no detengan la recuperación de un viaje”, concluyó Walsh.
