Dolarización, ¿una solución para la economía latina?

Varios países en América Latina han decidido reemplazar su moneda local por el dólar como método de pago o instrumento de fijación de precios. Sin embargo, los resultados han sido dispares.

Muchas veces se ha escuchado decir que la dolarización es una fórmula mágica que pone fin a todos los males de una economía en crisis. Sin embargo, varios economistas reconocen que este proceso tiene sus ventajas y desventajas.

En cuanto a las ventajas, la Universidad de Buenos Aires destacó que el punto más alto es que se solucionaría es el tema de la inflación. “Ante la imposibilidad de emitir, no se generan excesos de dinero que presionen sobre los bienes existentes y ello lleve a un aumento de los precios. Ya no existiría bimonetarismo (peso-dólar) por lo que el mercado de dinero estaría en equilibrio, ya que no habría un gran número de personas intercambiando su moneda por otra”.

En contraste, una de las desventajas de la dolarización es que un país deja de controlar su política monetaria y todas las decisiones en este sentido pasan a depender de la nación emisora de la moneda, por lo que podría afectar las exportaciones del país emisor.

¿Cuáles países se han dolarizado?

Panamá adoptó por el dólar como moneda oficial en 1904, poco después de constituirse como Estado independiente y bajo la influencia directa de Estados Unidos que, en aquel entonces, asumió el control del Canal de Panamá. Desde aquél entonces los empresarios panameños gozan así de intereses competitivos, acceso al crédito y servicios bancarios del primer mundo. Y aunque el empleo del dólar imposibilita la estimulación de las exportaciones echando mano de las devaluaciones, “los beneficios superan con creces los costos”, sostiene el Centro Nacional de Competitividad, una organización público-privada sin fines de lucro.

Casi un siglo después, en Ecuador la economía atravesaba una crisis tan profunda que la dolarización fue concebida como la última carta para salvar a un país que estaba a la deriva, con una hiperinflación que llegó al 96% y una moneda nacional, el sucre, completamente devaluada. En dicho país, a pesar de las desventajas para competir con las exportaciones o realizar reformas monetarias en procesos inflacionarios, la dolarización le ha una inusual estabilidad al país, en especial, al sistema bancario.

En El Salvador, la dolarización llegó para quedarse desde 2001, cuando se permitió su coexistencia junto al colón, que dos años después dejó de circular pues el sistema bancario convirtió todas las cuentas a dólares.

¿Se sumarán otros países?

Actualmente, varios países como Colombia y Argentina han estudiado la posibilidad de dolarizar su moneda. En el caso de Argentina, cabe recordar que, “lleva décadas rompiendo récords económicos negativos, prácticamente sigue quebrada, muy pocos confían en su desempeño económico y está lejos de acceder a inversiones nacionales como foráneas, según expertos.

En cuanto a Colombia, el economista norteamericano Steve Hanke, profesor de la Universidad Johns Hopkins, ha insistido varias veces que lo que debe hacer Colombia es olvidarse del peso y dolarizar la economía. “(…) Además de ser un desestabilizador destructivo, el peso es un perdedor a largo plazo. Por esta razón, los colombianos prefieren los dólares”, escribió en la revista Forbes.

En el caso de Cuba, que ya lleva un año de “dolarización parcial”, los efectos han sido negativos, según expertos, pues se ha registrado un marcado incremento de los precios.

De acuerdo con Gabriela Calderón, economista asociada del Instituto Cato, en Washington D.C., en aquellos países donde la moneda local se ha devaluado y la inflación ha subido a niveles difíciles de controlar, la adopción del dólar suena a estabilidad, principalmente porque es la divisa de referencia internacional y el refugio de los inversores cuando llega una crisis.

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