Un viaje por Guadalajara, Tequila y Puerto Vallarta, en el estado de Jalisco, es una oportunidad única para experimentar de primera mano un encuentro cercano con los rasgos culturales más representativos del país latinoamericano.
Así lo comprobó un grupo de medios de comunicación colombianos en el marco de un viaje de familiarización organizado por la Secretaría de Turismo de Jalisco, la Oficina de Visitantes y Convenciones de Guadalajara y el Fideicomiso Público para la Promoción y Publicidad Turística de Puerto Vallarta, con el apoyo de la aerolínea Viva Aerobus.
El propósito fue dar a conocer a los viajeros una cara de México con un potencial enorme de cautivar con su cultura, naturaleza, playa y, por supuesto, gastronomía. Eso es precisamente lo que ofrece Jalisco, un estado del Pacífico mexicano conformado por 125 municipios –nueve de los cuales son Pueblos Mágicos– cuna de la historia mexicana y epicentro de una cultura que ha trascendido fronteras en Latinoamérica y el mundo.
Jalisco no solo se distingue por la diversidad de su geografía que les permite a sus visitantes pasar de la cálida playa al fresco bosque en unas horas de camino, sino por la oferta multi diversa que puede encontrarse en una ciudad a la altura de las grandes urbes, como lo es Guadalajara.
La capital es reconocida por ser el lugar de nacimiento de los símbolos más distintivos de México en el mundo: el mariachi, el tequila y, por supuesto, la charrería, que no es otra cosa que las tradiciones propias de los vaqueros mexicanos.
Con competencias y demostraciones, trajes llamativos, música tradicional y mucha comida típica, la charrería es sin duda una de las manifestaciones culturales más llamativas de la región y que, al estar viva en su gente, trasciende al turismo ofreciendo una experiencia muy atractiva a los visitantes.
Cuatro días de México puro
La experiencia comenzó, precisamente, en Guadalajara. Luego de un vuelo a bordo de Viva Aerobus, el grupo arribó al Aeropuerto Internacional de Guadalajara Miguel Hidalgo y Costilla y procedió a acomodarse en las instalaciones del hotel anfitrión, Krystal Urban.
Tras un necesario descanso, emprendieron una actividad infaltable en un destino de la talla de Guadalajara: un tour peatonal por sitios tan bellos y representativos como la Catedral, la Plaza de Armas, la Plaza de La Liberación, la Rotonda de los Jalicenses Ilustres, la Plaza Guadalajara, el Instituto Cultural Cabañas, el Teatro Degollado y el Mercado de San Juan de Dios, entre otros.
Luego de este primer vistazo de la ciudad, el grupo se trasladó al reconocido restaurante Los Tres Potrillos, para empezar a disfrutar de una experiencia gastronómica auténtica, con rancheras de fondo. Era el abrebocas propicio para visitar, posteriormente, el emblemático Rancho/Tienda Vicente Fernández, que se encuentra justo al lado y ofrece a sus visitantes un seductor inventario de accesorios en cuero: botas texanas, sombreros, cinturones y muchas otras piezas únicas, todas con el toque de Vicente Fernández.
Allí mismo, en el Rancho y Tienda Los Tres potrillos, el grupo tuvo la oportunidad de conocer una parte de esta verde hacienda y apreciar los simpáticos caballos miniatura que el célebre interprete de rancheras se propuso criar y que hoy son la principal atracción de este lugar. Por supuesto, la experiencia no podría estar completa sin una demostración charra. Los meros charros mexicanos exhibieron ante el grupo sus centenarias técnicas de lazo, tañeron sus guitarras y contaron un poco su rol en la historia del país, todo al calor de un buen tequila.
La noche terminó por lo alto en Casa Bariachi, un lugar multicolor y muy concurrido por turistas que llegan atraídos por una combinación ganadora y muy estimulante: comida, mariachis de alto nivel y mucho más tequila.
Tequila, un pueblo mágico
Luego de unos deliciosos hojaldres recién horneados como desayuno en La Postreria –un establecimiento que también ofrece talleres de pastelería– el grupo tomó rumbo hacia el Pueblo Mágico de Tequila para conocer de primera mano los detalles de la icónica bebida que le da su nombre.
Es un pueblo lleno de color, poblado de tiendas de recuerdos, joyas, sombreros y artesanías, atravesada por la cultura del mariachi y en donde no escasea el tequila. La atracción principal, sin embargo, es un recorrido por los campos de agave y una visita evocadora a las antiguas fábricas de tequila, lo que incluye, evidentemente, la visualización y explicación del proceso de fabricación del tequila, desde la siembra y la disposición de la piña en los hornos.
Tras una pausa para el almuerzo en el espectacular restaurante típico Solar de Las Ánimas, el grupo visitó La Rojeña Fábrica de José Cuervo, la destilería más antigua de América Latina, en donde pudieron ver, esta vez en su máximo esplendor, la fabricación artesanal de la icónica bebida.
En este imperdible tour el grupo pudo recorrer las bodegas, detallar los pormenores de su almacenamiento y cerrar con broche de oro con una cata especializada que les permitió comprender el sabor, olor y cuerpo del tequila. La noche terminó en Guadalajara en el establecimiento Cantina La No. 20.
Rumbo a Puerto Vallarta
El día comenzó con un desayuno insuperable en el reconocido establecimiento Tortas Ahogadas Héctor, que toma su nombre, precisamente, de uno de los platillos insignia de la región: tortas servidas en platos hondos para ser sumergidas en una espectacular salsa de tomate natural. Con las energías recargadas y la intención de aprovechar al máximo el tiempo es estos maravillosos destinos, el grupo se desplazó al aeropuerto de la ciudad para tomar un vuelo a Puerto Vallarta con Viva Aerobus.
Con la calidez del Pacífico y un atardecer sin igual, el grupo disfrutó de una apacible tarde caminando por el histórico malecón, lleno de artesanías y de la infaltable comida. Vale la pena visitar la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe para apreciar sus bellos interiores. No menos atractivas son las instalaciones del hotel The Hacienda, que con su buen servicio hace más placentera la estadía en Puerto Vallarta.
No podía faltar, por supuesto, otro establecimiento gastronómico de alto nivel para cerrar por lo alto el primer día en este destino costero. Es el restaurante La Leche, que reinterpreta la tradición culinaria con una propuesta moderna que bien vale la pena conocer.
Luego de este vistazo a la ciudad, el segundo día es el turno de las actividades acuáticas. Desde la Terminal Marítima Vallarta Adventures el grupo pudo disfrutar de un Snorkel de lujo en Majahuitas. La actividad tarda una hora y permite una visualización perfecta de la fauna marina, tras un recorrido a bordo de un catamarán con música, snacks y cantina abierta.
Otra propuesta en el destino son las actividades de aventura en Canopy River. En este lugar, entre muchas otras actividades, se puede hacer un divertido recorrido en cuatrimoto hasta lo alto de una cascada.
La jornada terminó con una cena en el restaurante La Tienda Grande, inspirado en tradiciones, memorias y vivencias del Chef Vall. Con un menú de cinco tiempos, el grupo cerró este inolvidable fam trip comprobando por qué México es una potencia gastronómica mundial y el Pacífico uno de sus epicentros.