Visitantes argentinos enfrentaron esta semana varias horas de espera, frente a una situación de escaso personal y fronteras colapsadas. Las filas de autos que se dirigen a las playas de Viña del Mar avanzan a paso de hombre.

Durante toda la semana se repitió el panorama que ya se conoce de otras temporadas: largas hileras de automóviles que esperan en la frontera para cruzar desde la Argentina hacia Chile, donde tienen como destino las playas de Viña del Mar y La Serena. 

Las horas de espera van, con suerte, desde un mínimo de cuatro hasta unas siete, entre quejas de los viajeros en las redes sociales y en los medios.

El exvicepresidente argentino Julio Cobos fue uno de los que dio a conocer la situación en Twitter, ya a fines de diciembre: “Después de 4 años, por conflictos en Chile y luego pandemia, volví a viajar al vecino país. Hermoso complejo aduanero, pero de 18 cabinas solo 5 habilitadas para los trámites de migraciones y aduana. Más de 5 horas de demora, a pesar del poco flujo vehicular”.

Su queja apuntaba no solo a las autoridades locales sino al papel de los funcionarios chilenos: “Si no prevén mejorar la logística al menos van a tener que prever implementar soluciones a las personas que esperan incansablemente es sus vehículos sin baños ni ningunas otras comodidades. Pido a las autoridades chilenas que actúen para mejorar esto”.

Otras versiones periodísticas en Argentina señalan que “hay que preguntarse si Chile está preparado para el turismo receptivo argentino”. A modo de respuesta, autoridades chilenas publicaron en Twitter que “debido a fin de semana festivo, se espera alto flujo en ingreso y salida de Chile, planifique su viaje y considere tiempos de espera. El paso está habilitado para todo tipo de vehículos en horario continuado durante las 24 horas”.

Para evitar la alta afluencia se recomienda cruzar después de las 18 horas, pero esto obliga a los viajeros a transitar el complicado Camino de los Caracoles, y luego el resto de la ruta hasta las playas, entre el atardecer y la noche.

En la primera semana de enero, hubo informes sobre el colapso de la Aduana chilena, con una fila de autos y camiones que llegó hasta el peaje de Las Cuevas.