La gestión eficiente de los horarios es crucial para mejorar la rentabilidad aeroportuaria. Un análisis de OAG destaca el caso de London Gatwick como ejemplo de cómo aprovechar al máximo los recursos sin ampliar infraestructura.
Operar un aeropuerto implica altos costos fijos que no se detienen cuando disminuye la actividad. Si bien todos tienen horas pico cargadas de vuelos y pasajeros, también atraviesan momentos de baja demanda que, si no se gestionan, representan una subutilización del activo. Para los equipos de planificación, el gran reto es llenar esos “vacíos” y maximizar cada franja horaria del día.
Un reciente informe de OAG toma como referencia a London Gatwick (LGW), que ha logrado una utilización ejemplar pese a contar con una sola pista. En 2024, este aeropuerto movilizó 43,2 millones de pasajeros y tuvo 262.000 movimientos, un salto significativo desde los 26,8 millones del año 2000, sin haber construido nuevas pistas o terminales.
La clave de este crecimiento radica en una planificación estratégica. En su hora más intensa (06:00), Gatwick pasó de 5 salidas programadas en 2000 a 36 en 2025, con easyJet operando 27 de ellas. El total de partidas diarias se elevó de 301 a 439, un incremento del 45%.
Además de aumentar las operaciones en horarios de alta demanda, Gatwick optimizó franjas antes subutilizadas. En 2000, a las 11:00 había 28 salidas; hoy hay 22, pero las llegadas crecieron casi un 40%, alcanzando 47 movimientos en esa hora. También se intensificaron los arribos nocturnos: de solo 4 vuelos entre las 22:00 y 23:00 en 2000 a 59 en la actualidad.
El aeropuerto ha reconfigurado su perfil: de ser una puerta de entrada desde EEUU a centrarse en el mercado local europeo. En 2025, su pico de actividad será a las 13:00 con 54 movimientos, similar al de las 12:00 en 2000, pero con un mapa de rutas muy diferente.
Este ejemplo evidencia cómo una gestión orientada a la eficiencia puede ampliar la capacidad operativa sin inversiones en infraestructura. Cada aeropuerto puede optimizar su calendario si identifica los huecos, adapta su red y responde a la demanda local.
