La muerte de Francisco desató una ola de conmoción internacional y una afluencia masiva a la Ciudad Eterna. La capital italiana ya recibía a multitudes por el Año del Jubileo y espera ahora a más de un millón de fieles para un último adiós al soberano pontífice.
Desde la madrugada del martes, multitudes comenzaron a reunirse en la Plaza de San Pedro, en el corazón del Vaticano. Aunque el calendario oficial aún no ha sido del todo confirmado, las autoridades vaticanas y romanas ya trabajan bajo un régimen de emergencia logística, anticipando cifras de afluencia similares —o incluso superiores— a las del último cónclave o las canonizaciones papales más recientes.
Según estimaciones preliminares, se espera la llegada de más de un millón de personas a Roma en el transcurso de los próximos días y semanas. Esta vez, la muerte del Papa y la elección de su sucesor coinciden con el Año del Jubileo 2025, que ya provocaba un intenso movimiento de turismo religioso. La muerte de Francisco multiplica esta concurrencia. Resignifica el año santo, concebido como un tiempo de perdón, unidad y reflexión. Actualmente, Roma es el epicentro de ese espíritu, y se ve desbordada no solo de turistas y devotos, sino de emoción colectiva.
En este contexto, el grupo ferroviario FS Italiane, junto a Trenitalia, anunció un refuerzo de sus servicios de transporte. Aumentaron las frecuencias de trenes de larga distancia y las conexiones directas con los aeropuertos de Fiumicino y Ciampino.
La Protección Civil desplegó al mismo tiempo un operativo especial para garantizar el flujo de peregrinos, la seguridad y la asistencia sanitaria en las zonas más concurridas. “La oferta extraordinaria, ya prevista para los eventos del Jubileo, se activa ahora con antelación para acompañar esta afluencia inesperada de fieles”, indicó el grupo ferroviario en un comunicado.
Mientras tanto, los hoteles de la ciudad ya reportan niveles de ocupación superiores al 90 %, con una creciente demanda de alojamientos temporales en zonas periféricas y pueblos aledaños. En paralelo, las agencias de turismo y operadores religiosos están reconvirtiendo sus itinerarios, incorporando la posibilidad de asistir a las ceremonias y misas conmemorativas. Las autoridades y las empresas estiman que este movimiento mantendrá su intensidad hasta la elección y el anuncio del nuevo Papa.