Una disputa judicial en Estados Unidos enfrenta a Amazon y a Perplexity AI en un caso que podría marcar un antes y un después en la relación entre las grandes plataformas online y los agentes de inteligencia artificial.
El litigio gira en torno al funcionamiento de Comet, el agente desarrollado por Perplexity, capaz de navegar Amazon, acceder a cuentas de usuario y realizar compras en nombre del cliente. Para Amazon, esta práctica vulnera sus términos de uso y supone un riesgo para la seguridad. Para Perplexity, en cambio, se trata de una herramienta que amplía la autonomía del usuario y moderniza la experiencia de compra.
La causa, actualmente en curso en un tribunal federal estadounidense, es observada con atención por sectores tecnológicos, de comercio electrónico y también por la industria del turismo, donde los metabuscadores, OTAs y proveedores siguen de cerca el posible impacto de los agentes automatizados.
El eje del conflicto
Amazon acusa a Perplexity de permitir que su agente se disimule como un navegador humano, ingrese en cuentas personales y realice operaciones sin autorización explícita de la plataforma. Sostiene que esto vulnera condiciones de servicio, expone datos sensibles y compromete la integridad de su ecosistema. La compañía reclama restricciones claras que impidan el uso autónomo de agentes en sus servicios.
Perplexity, por su parte, argumenta que Comet actúa únicamente sobre cuentas donde el usuario ya está autenticado, y que funciona como un asistente personal que facilita tareas cotidianas, como buscar o comprar productos. La empresa denuncia que Amazon utiliza su poder legal para frenar la innovación y limitar herramientas que empoderan al consumidor.
El caso no se limita a un desacuerdo entre dos compañías: podría fijar precedentes sobre cómo pueden operar los agentes de IA en plataformas digitales. El tribunal deberá determinar si estos agentes pueden considerarse representantes digitales del usuario —con derecho a actuar en su nombre— o si, por el contrario, necesitan autorización explícita de cada sitio que visitan.
El fallo podría definir los límites legales de la autonomía de los agentes de IA, el acceso a datos e infraestructuras de plataformas privadas, el grado de control que las grandes empresas pueden ejercer sobre el ecosistema digital, el futuro del comercio agentizado, donde las IA realicen compras, comparaciones y reservas sin intervención humana directa.
La discusión ya se extiende a otros sectores, especialmente al turismo, donde los agentes de IA podrían transformar por completo los procesos de búsqueda y reserva. Analistas del rubro señalan que, si Amazon prevalece, plataformas como metabuscadores y agencias online reforzarían su capacidad de bloquear bots y preservar sus modelos tradicionales. Si Perplexity obtiene un fallo favorable, se abriría la puerta a agentes capaces de navegar libremente, comparar precios en tiempo real y gestionar compras de forma autónoma.
Este escenario podría redibujar el rol de intermediarios, modificar los modelos de distribución y acelerar la transición hacia un entorno donde humanos y agentes compartan —o compitan por— la toma de decisiones en el proceso de compra.


