Los eventos no están muertos, pero necesitan cambiar

Una vez más, la predicción sobre una temida desaparición del contacto físico y su reemplazo por plataformas digitales se cierne sobre la industria de viajes. Primero fueron las agencias de viajes y ahora el turno es para los eventos ¿Reemplazará Zoom a los eventos presenciales?

La respuesta, para los expertos en la materia, es un no rotundo. Sin embargo, no está exenta de matices. Todos los proveedores de tecnología reconocen que los elementos  digitales se convertirán en componentes de los eventos presenciales, en lugar de reemplazarlos.

Es evidente que la pandemia ha significado para millones de personas una experiencia virtual compartida que normalmente habría tardado 10 años en lograrse. Pero también es claro que el aislamiento físico y la nueva forma de interacción mediada por lo digital, ha dejado en todos una sensación extraña  y, en últimas, ha revalorizado el contacto cara a cara.

Los eventos virtuales nunca reemplazarán la sensación de darse la mano (¿o el codo?), un abrazo ni, en general, la experiencia de departir juntos en un escenario común. Esa es, en realidad, la esencia de un evento. La idea de que se asiste a un evento solo por su contenido es una herencia de los años 90, a juicio de algunos expertos.

Los eventos que dependen completamente del contenido estaban destinados a fallar de todos modos, aseguran. Es por eso que hasta enero de 2020 las llamadas “experiencias” se encontraban de moda en la industria MICE: los grandes nombres de conferencistas sirven para “vender entradas a la antigua”, pero a las generaciones más jóvenes poco le interesa la “alineación estelar” de los disertantes, ellos solo quieren reunirse con sus colegas.

Un ejemplo ilustrativo de esta tendencia es la tensión aparente entre plataformas como Netlfix y las salas de cine ¿Reemplaza Netflix al cine? Es claro que no. Ir a cine se trata de mucho más que el mismo contenido de la película, como podrán confirmarlo la mayoría de las personas que lean este artículo.

Ahora bien, para cualquier espectador no resulta atractivo desplazarse a una sala de cine para ver una película mediocre y aburrida. Quizás el espectador prefiera esperar a que esta aparezca en Netflix o en televisión, si de lo que se trata es de tacharla de la lista de pendientes ¡Lo mismo se aplica para los eventos!

Zoom es un gran reemplazo para los eventos malos

Hace algunas semanas un reconocido experto de la industria turística causó revuelo al afirmar en una editorial que “Zoom era el Napster de la industria de eventos”, haciendo una comparación con la colosal disrupción que la desparecida plataforma de descarga de música en línea causó en la industria discográfica en los albores del siglo XXI.

Sin embargo, otros análisis derivados de la provocadora frase han concluido que las plataformas de eventos virtuales como Zoom son un reemplazo fantástico para los eventos malos o para aquellos que dependen en gran medida del contenido. Realmente, lo que el editorial quería expresar es que muchos eventos simplemente pasarán a estar en línea. Los eventos intensivos en contenido que tienen el propósito inherente de educar y capacitar, están sin duda mejor en el entorno virtual. Piénsese por ejemplo en los médicos que tienen que hacer su educación continuada.

Y por el lado de los planificadores este cambio también resulta interesante: ninguno de ellos quiere pagar 20 dólares por una jarra de agua; 50 dólares por persona por un wi-fi confiable; ni lidiar con el “jet lag” (trastorno del sueño por la diferencia horaria) de un conferencista. Además, está la preocupación cada vez más extendida por un mundo más sostenible, en donde los “viajes innecesarios” no suelen ser bien vistos.

¿Qué sucederá entonces?

El hecho es que a nadie la gustan los eventos malos. Si una persona pagó dinero para asistir a una mala conferencia o fue obligada por el jefe asistir, la buena noticia es que estará en Zoom. Lo que realmente sucederá con todos estos eventos mal planificados es que, una vez que pasen a ser virtuales, morirán más rápido.

Se estima que una vez termine esta situación forzada de quedarse en casa, las excepcionales cifras de registro que experimentan hoy algunos eventos virtuales se reducirán drásticamente. La triste verdad que nadie quiere decir en voz alta, para no herir los sentimientos de quienes están en peligro, es que muchos de estos eventos virtuales también están mostrando su mediocridad.

Una vez se restablezca la movilidad y todo vuelva a abrirse, muchas reuniones se llevarán a cabo virtualmente, pero la necesidad de reunirse en vivo no será reemplazada. De hecho, será más fuerte que nunca. Después de estar cautivo durante tanto tiempo, el deseo de encontrarse nuevamente con los colegas no podrá ser detenido.

De igual manera, los eventos virtuales reemplazarán todos aquellos eventos que no necesitaban hacerse en persona, también conocidos como los “eventos derrochadores”. Muy pronto la conocida frase, “esta reunión podría haber sido un correo electrónico” se adaptará a “este evento podría haber sido virtual”.

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