Más de 2000 participantes de 110 países se reunieron en el evento, que volvió de manera presencial e incluyó actividades como catas, maridajes con vinos y recorridos por las principales plantaciones.

Cuba organiza hasta el 3 de marzo la 23ª edición del Festival del Habano, un encuentro que se realiza bajo su forma actual desde 1999, pero que tiene sus raíces en una cena con degustación de puros realizada en 1994 en la periferia de La Habana.

Cada año el festival permite presentar novedades a los fumadores, con actividades que incluyen concursos, catas especializadas, combinaciones con vinos y bebidas espirituosas.

También se llevan a cabo tradicionales recorridos por las más importantes plantaciones y fábricas en Cuba, como La Corona y Partagás, durante los cuales se dan a conocer las claves del proceso agroindustrial del tabaco en la isla.

“Los habanos, los puros Premium de Cuba, por la calidad que ostentan, siguen una marcha ascendente capaz de convencer a los mercados más exigentes”, apuntó Prensa Latina en un comunicado. Por ello, las autoridades se esforzaron en mantener ese producto de lujo en primeros planos, pese al golpe sufrido en 2022 en las cosechas debido al paso del huracán Ian.

El Festival de este año volvió a la presencialidad con la concurrencia de muchas personas habituales a este tipo de encuentro, incluyendo a profesionales del sector, periodistas y aficionados a los puros.

Uno de los momentos más esperados del Festival es la Cena de Gala del último día, un evento de lujo donde los asistentes viven una experiencia única vinculada al mundo del habano, unida a la gastronomía, cultura y música cubana.  El momento más emocionante de la noche es la gran subasta benéfica de humidores de habanos, cuya recaudación va destinada a la salud pública cubana.